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mercredi 4 décembre 2013

PAYASO

Payaso   ¤  Javier Solís
http://www.youtube.com/watch?v=ofRt5M7rBDY

En cofre de vulgar hipocresía,
ante la gente oculto mi derrota,
payaso con careta de alegría,
pero tengo por dentro el alma rota.

En la pista fatal de mi destino,
una mala mujer cruzó el camino,
soy comparsa que juego con mi vida,
pero siento que mi alma está perdida.

Payaso, soy un triste payaso,
que oculto mi fracaso
con risas y alegrías
que me llenan de espanto.

Payaso, soy un triste payaso,
que, en medio de la noche,
me pierdo en la penumbra
con mi risa y mi llanto.

No puedo soportar mi careta;
ante el mundo estoy riendo,
y dentro de mi pecho,
mi corazón sufriendo.

Payaso, soy un triste payaso,
que en medio de la noche,
me pierdo en la penumbra,
con mi risa y mi llanto.

No puedo soportar mi careta,
ante el mundo estoy riendo,
y dentro de mi pecho,
mi corazón sufriendo.
Payaso... payaso...


Javier Solís
Su nombre verdadero era Gabriel Siria Levario. Nació en 1931. De origen muy humilde, fue criado por su tío materno Valentín Levario Plata y la esposa de éste.
Su vida tuvo matices novelescos. En determinados momentos ejerció los oficios de carnicero y panadero. Incluso, fue boxeador.
Murió a la temprana edad de 34 años. [...]
Consultó al médico Francisco Zubiria, quien luego de someterlo al examen de rigor, dictaminó que debía ser operado de la vesícula.
Lo inconcebible del caso es que, a pesar de que luego se descubriría que el doctor Zubiria no era cirujano y que éste, a raíz de ello, desapareció misteriosamente, Javier se sintió mucho mejor y se esperaba que fuera dado de alta. Pero, echando a un lado las instrucciones que se habían impartido, tanto a las enfermeras como a él, de que no podría ingerir líquidos hasta que un médico capacitado se lo permitiera, valiéndose de zalamerías y sus dotes de seductor, convenció a una de ellas de que le trajera un jugo de naranja, pues ya no podía soportar la sed. La fatal reacción de su organismo ante el elemento cítrico de dicho líquido fue lo que lo llevó a la tumba.
Cuatro mujeres, cada una identificándose como “su esposa”, se presentaron ante los foros judiciales reclamando legalmente la potestad de sus bienes. Todas mostraron como evidencia sus respectivas actas de matrimonio, lo cual indicaba que el artista se casaba una y otra vez sin divorciarse. Entonces trascendió que acostumbraba casarse identificándose con nombres falsos.

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